En un viaje a Turquia, una de las visitas naturales que deberíamos perdernos es Pamukkale ( “castillo de algodón” traducido del turco), es una formación geológica creada por fuentes de aguas termales que tiene un alto contenido en minerales (calcio, bicarbonato, etc).
Con el paso de miles de años han creado este espectacular paisaje formado por terrazas escalonadas llenas de agua, que dan el efecto de ser unas “cascadas congeladas”.
Tal es la belleza del lugar, que la Unesco lo declaró Patrimonio Mundial en 1988.

Esta zona es uno de los principales lugares de visita por parte de los viajeros que quieren disfrutar de este espectacular paisaje, y de sus aguas termales.
Pero el interés por esta zona no viene de ahora, ya en la época de los romanos se fundo la ciudad de Hierápolis, de las que hoy todavía podemos disfrutar de sus ruinas, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998.
Pero no toda la actividad volcánica es beneficiosa, y esa misma que produce las fuentes termales, hizo que se filtrara dióxido de carbono en una cueva de Hierápolis, haciendo que toda la gente que entraba en ella muriera.
Se la bautizó como “Cueva de Plutón”, ya que Plutón es el dios de los infiernos, y se pensaba que era él, el que enviaba el gas.

Desde luego que si queremos disfrutar de este tipo de paisaje, Turquía es casi una visita obligatoria.
Muy bien excelente